domingo, 14 de febrero de 2010

VITRAUX

VITRAUX

Mi corazón es un vitraux

de oscuras cicatrices,

se plasmó el dolor

en su pulsante superficie.



Mi alma es un lienzo

salpicado de pinceladas

que atraparon los sueños

y secaron sus alas.



Mi cuerpo es un paisaje

desolado de invierno,

con abundante bagaje

de jardines yermos.



Mi espíritu es una barca

varada en la soledad,

sin timonel, sin ancla,

perdida en la inmensidad.



Mi ser es un pentagrama

de melodías inconclusas,

una compleja trama

de notas difusas.



Mi vida es un collage

de piezas perdidas,

un triste paraje

cubierto de heridas.



Quiero reconstruir

el cántaro quebrado,

empezar a vivir,

soltar el pasado,

intentaré armar

mi puzle personal,

volveré a brillar,

abriré mis alas para soñar.



Mi corazón será un vitraux

de luz y color,

donde anide el amor

erradicando el dolor.



Mi alma será un lienzo

de cálidos matices,

dibujando sueños

y trazos felices.



Mi cuerpo será un paisaje

de primavera madura,

con luminoso encaje

ornando su bordura.



Mi espíritu será una barca

osada que navega

enfilando sin pausa

hacia su preciada meta.



Mi ser será un pentagrama

de música celestial,

sólo notas del alma

en armonía magistral.

domingo, 7 de febrero de 2010

ÉXTASIS





 
ÉXTASIS



Éxtasis indescriptible

aflora en las emociones

ante la obra tangible

que se plasma en los renglones,

antes vacíos estantes,

ya ostentan los embriones

de la creación triunfante

que vehemente se impone.



Es un desafío excitante

el que encarna el papel,

como un túnel anhelante

te invita a transitar por él,

cual cometa ambiciosa

quiere elevarse al cielo

para mostrar orgullosa

el encanto de su vuelo.



Son ideas que se sueltan,

que fluyen incontenibles,

es el alma del poeta

derramándose sensible

sobre la tibia marmita

que cocina con dulzura

la amalgama exquisita

de la poesía madura.









domingo, 31 de enero de 2010








 
SOL DE OTOÑO

Cuando mi alma enhebraba

los hilos cenicientos

y mi ser destellaba

matices somnolientos,

entre pardos y grisáceos,

del abril de mis años,

llegaste a mi vida,

Agustina, sol de otoño.

Cuando mis ramas desnudas

sentían nostalgia de follaje,

de frutas maduras

y de primaveral encaje,

mi interior reverdeció,

germinando dulce retoño,

mi raíz vibró,

Agustina, sol de otoño.

Cuando mi paisaje se volvió

sepia olvidado

y la memoria se tiñó

de añil gastado,

tu augurio iluminó

mi aura adormecida

y fuiste el sol que entibió

el otoño de mi vida.










SEÑOR…YO SOY MAESTRO

Porque cuando me diste la vida,

insuflándome tu aliento,

me modelaste con la arcilla

de altos sentimientos.

Porque amasaste mi corazón

con paciencia, con entrega,

con fibras de abnegación,

con ternura y fortaleza.

Porque fundiste mi alma

en los cirios celestiales,

para que no cese tu llama

en mis obras terrenales.

Porque esculpiste mi ser

con un madero de tu viña,

para que pudiera ser puente

que acercara a tu orilla.

Porque le diste alas a mis sueños,

los hiciste navegantes

de espacios sin dueño,

hacia puertos distantes.

Porque formaste mis manos

con polvo de estrellas,

para que se abrieran iluminando

y dejaran estela.

Porque le diste a mis ojos

una mirada de madre,

capaz de ver en el otro

las más nobles cualidades.

Porque tallaste mis pies

con el fuego de tu hoguera,

para que al andar, cada vez,

vayan dejando huellas.

Y, cuando termine mi tiempo

y tú y yo nos encontremos,

me preguntarás qué he hecho

con mi vida y con mis sueños,

entonces responderé sin temor

que a mi vida la fui dando

cada día con amor

y a mis sueños los sostuve,

mientras intentaba alcanzarlos,

fueron el rumbo en que mantuve

mi bajel navegando.










REFLEJOS

Pedacito de mi vida,

te miro mientras duermes,

acaricio tu cabecita

donde juegan los duendes,

reflejos de plata y oro

que furtivos escapan

en haces luminosos

de la lámpara y se agazapan

entre tus mechones, sin decoro.

Pedacito de mi vida,

sé que sueños traviesos

sin temor transitan

los puros senderos

en los que germinan

tus pensamientos.

Pedacito de mi vida,

te miro mientras duermes

y anhelo que despiertes

para regalarme tu sonrisa.



jueves, 21 de enero de 2010







AMOR PROHIBIDO




Amándote con locura,

anhelando tu caricia,

reprimo la idea impura

y sofoco la codicia

de fundirme en tu calor,

equivocada la vida

me trajo tarde tu amor,

eres fruta prohibida.



Te amo con furia salvaje,

con el ímpetu del mar,

como el bravo oleaje

que muere por abrazar.



Te deseo con la pasión

del volcán que ha despertado

rugiendo sin contención,

fuego carmín azuzado.



Te reclamo como el prado

de fresca lluvia sediento,

eres elixir esperado,

gratificante sustento.



No me permito tenerte

y no consigo olvidarte,

qué traicionera la suerte

que me desafió a amarte

sin futuro ni esperanza,

sin un pequeño consuelo,

siempre sentir añoranza

cual ave presa sin vuelo.












ANSENUZA








ANSENUZA


Ansenuza… Guardas en tu entraña

mítica y profunda, la leyenda

nacida en rondas de danza y caña,

que fueran la sublime ofrenda

de los antiguos sanavirones

habitantes de tus humedales

y devotos de los nobles dones

que emanan tus curativas sales.



Ansenuza … Meces en tus aguas

los destellos de la cabellera

de la joven diosa enamorada

que llorando se durmió a tu vera

y agitas en tus olas salvajes

el delicado cuerpo del flamenco,

otrora príncipe y guerrero,

que desfalleciendo en tus arenas

en la batalla herido de muerte,

recibió el fluido de tus venas

vivificando su cuerpo inerte.



Ansenuza … Reposa en tu seno

el resabio de una cultura

que se remonta al alfarero

amasando tu arcilla oscura

y atraviesa el siglo reciente

al que le fuiste arrebatando,

en tus incomprensibles crecientes,

el esplendor que fue forjando

un pueblo bravo que no se aleja

del terruño que lo vio nacer,

gente de trabajo que sólo sueña

el fruto de su esfuerzo recoger.



Ansenuza … Indómita deidad

hambrienta de espíritus y tierras,

tranquiliza en tu profundidad

el ansia insaciable de afrenta,

ya no exijas más sacrificios

de la comarca que halla sustento

sólo en el cálido solsticio

de las bondades de tu cieno.