SEÑOR…YO SOY MAESTRO
Porque cuando me diste la vida,
insuflándome tu aliento,
me modelaste con la arcilla
de altos sentimientos.
Porque amasaste mi corazón
con paciencia, con entrega,
con fibras de abnegación,
con ternura y fortaleza.
Porque fundiste mi alma
en los cirios celestiales,
para que no cese tu llama
en mis obras terrenales.
Porque esculpiste mi ser
con un madero de tu viña,
para que pudiera ser puente
que acercara a tu orilla.
Porque le diste alas a mis sueños,
los hiciste navegantes
de espacios sin dueño,
hacia puertos distantes.
Porque formaste mis manos
con polvo de estrellas,
para que se abrieran iluminando
y dejaran estela.
Porque le diste a mis ojos
una mirada de madre,
capaz de ver en el otro
las más nobles cualidades.
Porque tallaste mis pies
con el fuego de tu hoguera,
para que al andar, cada vez,
vayan dejando huellas.
Y, cuando termine mi tiempo
y tú y yo nos encontremos,
me preguntarás qué he hecho
con mi vida y con mis sueños,
entonces responderé sin temor
que a mi vida la fui dando
cada día con amor
y a mis sueños los sostuve,
mientras intentaba alcanzarlos,
fueron el rumbo en que mantuve
mi bajel navegando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario